jueves, 18 de octubre de 2012

Zínochka




            -No es gran cosa eso de ser amado: ¿Para qué están creadas las damas si no para amarnos? En cambio, señores, ¿quién de ustedes fue alguna vez odiado, odiado con pasión, con rabia? ¿Alguno de ustedes pudo observar los arrebatos del odio? ¿Eh?

            Ella, en tanto, lo miraba sin pestañear, con sus grandes ojos enamorados, esperando, como hechizada, que Sasha no tardaría en decirle algo significativo, ilimitado en su importancia; él no le dijo nada todavía, pero ella veía ya abrirse ante sí algo nuevo y amplio, algo que ella no conocía antes y por eso lo miraba, llena de esperanza, dispuesta a todo, inclusive a morir.


            -Antes que nada, es necesario que toda la vida pase por un prisma –dijo Nina Ivánovna-, es decir que es preciso que la vida, en nuestra conciencia, se divida en elementos simples, a modo de los siete colores principales, y cada elemento hay que estudiarlo por separado.


            “¡Adiós, querido Sasha!” –pensó, y en su imaginación surgió una nueva vida, ancha y luminosa; esta vida, ancha y luminosa; esta vida, de contornos no muy nítidos aún y llena de misterios, la atraía y la fascinaba. 


(Zínochka, Antón P. Chéjov)

No hay comentarios: