miércoles, 24 de octubre de 2012

los muertos y los nonatos

Ent.: Se dice que Eliot había sido inducido en esa dirección por la poesía de San Juan de la Cruz, de quien podemos afirmar sin temeridades que era un místico. ¿Lee mucho a San Juan de la Cruz?

W. H. A.: Su poesía es sumamente notable, pero no es exactamente mi favorita. Principalmente porque creo que la experiencia mística no puede ser verbalizada. Cuando desaparece el ego, también desaparece el poder sobre el lenguaje. Debo reconocer que era muy osado utilizando las metáforas más atrevidas para el orgasmo. Esto probablemetne se debe a que, en ambos casos, en el orgasmo y en la unión mística, el ego es relegado.

Ent.: ¿Dedica mucho tiempo a actividades relacionadas con la Iglesia?

W. H. A.: No, aparte de ir a misa los domingos.

Ent.: Pero usted tiene reputación en los círculos teológicos, ha tenido algunas actuaciones en el gremio de eruditos episcopales.

W. H. A.: Ah, eso sólo tenía algo que ver con ciertos consejos que querían para llevar a cabo la revisión de los salmos. Soy un adversario apasionado de la reforma litúrgica y preferiría que el devocionario estuviese en latín. El rito es el lazo de unión entre los muertos y los nonatos y requiere un lenguaje sin tiempo, lo cual, en la práctica, significa una lengua muerta. Siento curiosidad por saber qué problemas tiene ahora en Israel, donde se habla lo que hasta ahora había sido una lengua muerta.


(W. H. Auden. Conversaciones con los escritores, The Paris Review)

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